Recientemente escribí un libro de recetas de cocina con algunas caricias para el alma. Y me gustó tanto hacerlo, que pensé en un segundo intento, charlar un poco de lo que siente una mujer común con cincuenta y tres años, en esta etapa que yo llamaría el principio del regreso.
Regreso que como cualquier otro, después de haber hecho un intenso recorrido, se hace más lento, pero conociendo el camino, sabiendo por donde debemos ir, en pocas palabras con la tranquilidad que nos da la experiencia.
Ya no existen los apremios que teníamos en la juventud. Las cosas se hacen con mayor serenidad pero también con mayor firmeza.
Por lo menos a mí me pasa eso, hago solo las cosas que me gustan. Y voy solamente a donde quiero, ya no hago nada por compromiso y eso me ayuda a mantener el equilibrio emocional.
Yo era de esas personas que no sabía decir “NO”, que me comprometía a hacer cosas que no tenía ganas, para quedar bien o para satisfacer a otro. Con los años aprendí que la primera que debo sentirme bien y satisfecha soy yo.
Comencé mi vida de casada a los veinte años y pasé una década y media teniendo a mis seis hijos y algunos más criándolos, ellos son mi mejor obra y junto a mi marido la razón de mi vida.
Empecé muy joven pero no me arrepiento que haya sido así, aunque durante muchos años me sentí mal por no haber terminado la universidad, con el tiempo comprendí que fue una buena elección. La dedicación y el amor a la familia fue mi mejor trabajo ya que tengo una familia formada por personas de bien. Haber tenido la posibilidad de disfrutarlos al máximo, somos todos muy compañeros y verdaderamente compartimos nuestras vidas.
He llegado hasta acá habiendo experimentado todo tipo de sensaciones. El amor, la pasión, la tristeza, la alegría, el sufrimiento, la incertidumbre, etc. Pero todas me dejaron una enseñanza.
Y me encuentro en esta etapa con cincuenta y tantos años tratando de comenzar a disfrutar el último tramo.
Que no parezca dramático decir “el último tramo” porque en muchas otras cosas la última parte es la mejor. Y así espero yo que sea ésta.
No estoy dispuesta a deprimirme por la menopausia, ni porque mis hijos se van yendo de casa, todo tiene su lado bueno y así pienso tomarlo
Volviendo al libro, mis recuerdos de estos 54 años de vida, algunas frases de esas que siempre leo y acuño como un tesoro, irán acompañadas de 54 recetas de panes, para los que como a mí les gusta amasar y sentir el placer del olor a hogar que nos deja el pan horneándose.
RECETA Nº1
BAGUETTES
INGREDIENTES:
Agua 300cc.
Grasa bovina 1 cda.
Extracto de malta 1 cda.
Harina 000 500 grs.
Levadura 50 grs.
PREPARACIÓN:
Mezclar en un bol el agua, la grasa derretida y es extracto de malta agregar400 grs. de la harina prevista y la sal, amasar dejar descansar unos minutos, aparte desgranar la levadura en los 100 grs. de harina restantes, unir con la masa anterior, amasar hasta obtener una masa sedosa, dejar descansar hasta que duplique su volumen cortar trozos de 200 grs. estirar enroscar formando bastones y acomodar en placas engrasadas. Hacerle cortes oblicuos. Dejar levar tapados, con nylon y un repasador por encima en lugar tibio. Aproximadamente 30’. Luego hornear a horno fuerte 30’. En el horno colocar un recipiente con agua caliente para que genere vapor durante la cocción. Salen 4 baguettes de 50 cm.
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